La mirada pictórica. La obra de Francisco Hung vs. El contexto cultural y racial del artista.


Mirar la obra de Francisco Hung enclaustrada en un museo es una prueba de las muchas miradas pictórica que puede presentar a los espectadores el arte plástico.

Este maracucho hecho con materiales provenientes de continente asiático se muestra a sí mismo en la obra: La representación de escenas íntimas familiares en tinta china sobre papel chino es una doble desnudez. Hung se autorretrata en cuerpo y alma, en herencia, en esencia.

Las escenas del mundo personal del artista se vulneran ante el lector de arte: Sus personajes, inclusive él mismo, se despojan de toda vestidura acrílica, de trazos que estén de más o de colores que sobran. El trazo espontáneo que compone la transitoriedad de la vida es lo que hace que el dios artista procure, con pocos visos, exponer a la escudriño de la víctima artística las líneas que dividen su realidad de la visión paralela del arte.

Yo, siendo partícipe del arte solo en los salones de clase, me dibujo ante las líneas que me sugiere Hung. La mirada poética es una aliada en la contemplación y la visita al museo te despide despojado de cualquier ropaje prejuicioso, al mismo tiempo que te regala otras ropas, dándoles tu el nombre que quieras.

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